martes, 21 de abril de 2015

CRÓNICA DE LA MARCHA AL PICO DEL LOBO

El pasado domingo 19 de Abril, pudimos disfrutar de la ascensión a la cumbre del Pico más alto de la Sierra de Ayllón, el Pico del Lobo. La segunda de las rutas para recorrer la Sierra Carpetovetónica que habíamos pospuesto en varias ocasiones por estar los accesos a la Pinilla bastante complicados con la nieve.

Aparcamos los coches en la Estación de Esquí de la Pinilla y, desde allí, envueltos en una densa niebla y pisando nieve recién caída (inesperado panorama dada la época del año en que estábamos), subimos pistas arriba hacia el collado, ¿para qué vamos a hacer "zetas" si hay que subir arriba de todas formas?


En poco menos de hora y media salvamos casi todo el desnivel (unos 750 metros), lo más duro estaba hecho! Después, siguiendo la cuerda, sin prisa pero sin pausa, conseguimos llegar a la cumbre en otra hora escasa (2.274 m)

Allí estuvimos apenas unos minutos, lo justo para reponer energías con un puñadillo de cacahuetes. “Caray! qué desapacible!, arreando que nos quedamos helados!”


Como estaba previsto, continuamos hacía el collado del Aventadero, donde está la señal de Pico del Lobo 2 km, y, tras un mínimo debate sobre si continuar o no hacia el Puerto de la Quesera, visto que estábamos sobrados de fuerzas y que no nos resignábamos a perder altura sin disfrutar de las fantásticas vistas de ambas castillas, proseguimos obedientes a Carlos, nuestro guía, hasta el puerto de la Quesera. En este punto, las densas nubes empezaron a diluirse ligeramente y, tuvimos alguna “ventana” por las que asomarnos a las comunidades vecinas. 


Cuando apenas quedaban un par de km para llegar a la carretera, decidimos que no tenía mayor interés llegar hasta el asfalto y nos dimos media vuelta para emprender el camino de regreso a la Pinilla. Tuvimos que recorrer de subida la larga cuesta que minutos antes habíamos bajado casi trotando, “Venga! Ánimo! Sin pensar!”
Alcanzamos el collado y, desde ahí, por un cómodo camino a ratos iluminado por el sol, llegamos en menos que canta un gallo a los coches, donde nos esperaba el encargado de intendencia con unas deliciosas ensaimadas.


Naturaleza, amigos… muchísimas gracias por este fantástico día!!


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